Por Héctor R. Cortez R, productor y reportero de Fe y Alegría Mérida, Venezuela y representante del territorio para la Red Entre Parceros y Panas. “Haz el bien sin mirar a quién”, reza un viejo refrán popular en el que, una determinada acción solidaria, no se debe condicionar por la procedencia de la persona, su creencia o posición política. Y es que, el contexto de movilidad humana durante la COVID-19, genera un cumulo de situaciones que invitan a pensar en cómo se debe abordar tal situación. Estamos ante una pandemia que cambió para siempre nuestra forma de ver la vida. Este fenómeno mundial alteró los cimientos de la humanidad y, me refiero a nuestra condición particular ya que el resto de los seres vivos no dependen de nuestra existencia para continuar con su vida. En medio de este panorama, me parece oportuno llamar la atención, en primer lugar de los dirigentes políticos de todas las naciones, en especial, nuestra bella y única Latinoamérica, una región que se ha caracterizado por recibir a miles y miles de migrantes de Europa (durante conflictos armados, por ejemplo) así como de otras latitudes. “Haz el bien sin mirar a quién”, reza un viejo refrán popular en el que, una determinada acción solidaria, no se debe condicionar por la procedencia de la persona, su creencia o posición política. Y es que, el contexto de movilidad humana durante la COVID-19, genera un cumulo de situaciones que invitan a pensar en cómo se debe abordar tal situación.
Estamos ante una pandemia que cambió para siempre nuestra forma de ver la vida. Este fenómeno mundial alteró los cimientos de la humanidad y, me refiero a nuestra condición particular ya que el resto de los seres vivos no dependen de nuestra existencia para continuar con su vida. Son los líderes políticos los que deben dar el puntapié inicial en materia de seguridad y garantía de una movilidad estable a las personas que por alguna u otra razón deciden moverse de su lugar de origen. Desde mi perspectiva, las políticas migratorias se deben pensar en conjunto; crear alianzas y mecanismos binacionales que permitan reivindicar el valor de la solidaridad. En segundo término, reconocer la importancia de la sociedad civil como agente de cambio en las zonas de frontera y sus alrededores. La comunidad que habita en las áreas limítrofes juega un papel clave en los procesos migratorios; son los que, en gran medida, acogen a los migrantes, de allí no aprovecharse de la situación de la persona que se mueve es un gesto digno de colaboración y apoyo fundamental. En el tercer aspecto están las organizaciones no gubernamentales. Son esas instancias que tienen la enorme misión de brindar apoyo a las personas que por alguna razón son excluidas de beneficios o que no son tomados en cuenta (la mayoría por no tener documentos). Las ONGs cumplen el rol de ser monitores de la situación así como de visibilizar a aquellos que no pueden o no tienen como expresarse. La Declaración Universal de los Derechos Humanos, establece en su artículo número dos, la libertad plena que cada individuo puede ejercer sin condición. “Toda persona tiene todos los derechos y libertades proclamados en esta Declaración, sin distinción alguna de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición. Además, no se hará distinción alguna fundada en la condición política, jurídica o internacional del país o territorio de cuya jurisdicción dependa una persona, tanto si se trata de un país independiente, como de un territorio bajo administración fiduciaria, no autónomo o sometido a cualquier otra limitación de soberanía”. Asimismo, la Organización Internacional para los Migrantes (OIM) establece en sus principios básicos “promover la cooperación internacional sobre cuestiones migratorias; ayudar a encontrar soluciones prácticas a los problemas migratorios, y ofrecer asistencia humanitaria a los migrantes que lo necesitan, ya se trate de refugiados, de personas desplazadas o desarraigadas”. Si se logra unificar criterios entre las partes, si se deja un lado la posición política de los dirigentes nacionales, si se incrementa el apoyo a la comunidad de migrante, permitiendo una estabilidad social que le brinde condiciones para luego ser una población productiva para las naciones, lograremos el objetivo mayor que precisa la OIM.
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