Por Yorman Danilo Galvis San Cristóbal (Táchira / Venezuela) - Un horizonte, muchos caminos, con esa frase corta pero significativa podemos identificar el foro Binacional Por una Frontera de Protección y Hospitalidad, en el cual se desarrollaron reflexiones desde lo humano ante la realidad que viven los Venezolanos en términos de movilidad humana producto de una profunda crisis, social política y económica que azota a Venezuela en los últimos años, así lo expuso Joscelyn Superlano, Coordinadora de Servicio jesuita a Refugiados Capítulo Táchira para comenzar el evento, describiendo las causa probables que han impulsado la movilidad de los connacionales en búsqueda de mejores condiciones de vida, se describieron los principales problemas de salud, alimentación, economía, electricidad, aguas, servicios de comunicación que vienen afectando cada vez en mayor proporción la vida de los Venezolanos que provocan cada vez más la migración a el territorio Colombino y otras latitudes de la región. Luego de esta intervención Oscar Calderón Coordinador del Servicio Jesuita a Refugiados capítulo Norte de Santander manifestó los retos que tiene los ciudadanos de crear condiciones para hacer de la frontera un territorio de protección y hospitalidad, exponiendo que son los ciudadanos fronterizos quienes deben apropiarse de las políticas de la frontera y no los poderes centrales de Bogotá y Caracas que gobiernan de espaldas a la realidad de nuestros territorios danto paso a que sean los grupos al margen de la ley quienes impunemente se apropian de la vida de la frontera a través de la violencia, la amenaza, el tráfico de drogas, la trata de personas, dejando huérfanos a los ciudadanos, es la frontera un territorio donde se evidencia descaradamente la ausencia de los estados, lo que hace que se agudice más el problema ante la realidad migratoria que ha provocado la crisis en Venezuela, Valoró la participación de diversas instituciones y organizaciones que resultan ser siempre un intento para mitigar las dolencias de las personas que atraviesan situaciones tan adversas como las que actualmente vivimos pero que son insuficientes y por tanto tienen que existir mayores demandas de los sujetos fronterizos para que los estados hagan presencia con políticas que impulsen la integración, la participación y la construcción colectiva de una frontera libre y liberadora. La frontera es un reto ciertamente lo es, hoy en día más con la situación de la migración Venezolana y los Connacionales colombianos retornados, esto debe invitarnos a todas las organizaciones que trabajamos en temas de migración y movilidad humana primero a abrir las fronteras de nuestros egos institucionales para ser más efectivos y eficaces al momento de responder ante las necesidades humanas que generan realidades como las que hoy vivimos los Norte Santandereanos y los Tachirenses, al tiempo de ser más incisivos ante los entes e instituciones de los estados que deben responder ante estas realidades, ya que como organizaciones nuestros recursos son limitados para los requerimientos sociales que demandan la realidad, todas las organizaciones somos una respuesta que debemos proveer elementos y herramientas para hacer de esta frontera una frontera de protección y hospitalidad para no dejar que sean las bandas criminales, las mafias y la violencia quienes imperen en la vida de la frontera. Con esta mirada la Dra. Rina Mazuera, Dra. En Educación de la Universidad Católica del Táchira y representante de la Universidad Simón Bolívar de Norte de Santander presentó los resultados de unos estudios que se vienen llevando en la frontera sobre la migración venezolana a personas que hacen vida en el entorno fronterizo con proyecciones a desarrollar vida en la frontera o en su defecto hacer de Colombia un país transitorio para llegar a otras naciones de la región, Ecuador, Perú, Chile, Argentina, avalando los datos de Naciones Unidas, que estima que al menos unos 4 millones de Venezolanos han abandonado el país en los últimos 4 años con la proyección de que sean 5 millones para finales del año 2019, según las encuestas aplicadas a unas 12 mil personas que viven en la frontera, las razones por las que han abandonado el país se enlistan en razones económicas, con la finalidad de tener mayores ingresos para ayudar a los suyos, tanto en Colombia como los que se quedan en Venezuela, tener mejores condiciones de vida, para cubrir sus necesidades básicas, tener estabilidad emocional y sicológica, estos resultados también evidenciaron que la mayoría de los encuestados son profesionales y con carreras universitarias al tiempo que un número considerable ha culminado sus estudios de bachillerato pero que ante la realidad migratoria se ven imposibilitados a encontrar trabajo en sus profesiones por falta de requisitos exigidos por la ley. Por ultimo compañeros de Servicio de Servicio Jesuita a Refugiados capítulo Latinoamérica, a través de un pequeño pero muy significativo acto simbólico recogieron la jornada tejiendo conversaciones que propician el reconocimiento del otro a partir de una mirada, el mundo es mejor cuando dos se encuentran y se reconocen, la migración y la movilidad humana son un derecho que no debe ser discriminatorio, tenemos que tejer redes de apoyo, el bien es mayoría pero es silencioso, despende de nosotros hacer de la frontera una frontera viva y esperanzadora, es tiempo de encontrarnos para construir juntos y juntas una frontera diferente, debemos iluminar nuestros caminos pero solo lo haremos juntos. En el evento hubo presencia de diferentes organizaciones civiles y de apoyo en temas humanitarios y de movilidad humana tales como Cruz Roja Venezolana, HIAS, ACNUR, JRS LATINOAMERICA, DEFENSORÍA DEL PUEBLO, organizaciones locales y la Red de Reporteros Ciudadanos Entre Parceros y Panas, como red de medios de comunicación para la difusión de iniciativas como esta que invitan a soñar una frontera prospera.
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Enero 2024
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